Un mes en China, creo que no se puede mantener uno neutral ante China, o se la odia o se ama. En mi caso particular, por momentos la ame y por momentos la odie. Por momentos genera un rechazo visceral. Lo cierto es que después de una semana fuera de China, con mis ánimos mas calmados les puedo decir que volvería a China, hay muchas cosas por ver, pero sólo con dinero, es muy duro, por momentos increíblemente frustrante.
Pero déjenme ir en orden porque desde hace mucho que no hablamos. Hay quienes no saben todavía cómo llegué a China. De Argentina recordarán que fui a Dubai, les debo una entrada al respecto, pero hablando de ciudades que sólo se deben visitar con dinero, Dubai es una, no hay nada para hacer mas que gastar dinero, incluso caminar en la ciudad es tortuoso por el calor que hace, era como estar dentro de un horno. Llegué a Moscú, me quedé un par de días y me fui a Belorusia, país con el que quedé encantado. Ahí me quedé 15 días y volví a Moscú. De Moscú salí en un tortuoso viaje de 28 días de 10.000 km hasta Vladivostok para una vez allí cruzar a China.
Bueno, ya estamos en China, fue más rápido de lo que pensé. Entré en China por Suifenhe. Una pequeña ciudad en la frontera con Rusia. Lo particular de esta ciudad es que vive completamente del comercio con Rusia por lo que todo está escrito en chino y ruso y la gente se defiende bastante bien con el ruso. Pensé que sería un buen primer paso para meterme en China y ver que tan graves serían los problemas de comunicación.
Bueno, los problemas fueron graves, finalmente serían mucho peor de lo que pensaba (siempre hablando de problemas de comunicación). Incluso en Suifenhe, la comunicación era muy dificil. Para darles un ejemplo, estaba buscando la estación de tren, después de 30 minutos no logré que alguién me indicara correctamente donde estaba la estación, primero intenté con ruso y eso lo acompañaba con el tradicional "chu chu" y las manos inmitando la locomotora... nada. Nunca fui bueno en los juegos de mímicas pero, no entender "chu chu"?
En Suifenhe me quedé finalmente dos días. Tuve la suerte de conocer en la frontera a dos músicos rusos que tenían amigos y negocio en la ciudad. Me pagaron el hotel, masajes, comida, me malcriaron de lo lindo. De Suifenhe me fui en tren a Harbin en Manchuria, una de las ciudades más grandes de China con cerca de 6 millones de habitantes. Me interesaba conocer la ciudad porque durante un tiempo tuvo una gran influencia rusa y me interesaba ver lo que la historia había dejado. La ciudad es bastante linda, la influencia rusa extremadamente limitada a algunos edificios y a la catedral, uno de los símbolos de la ciudad.
No pude ir a ver al ejército de Terracota, muy caro y lejos de mi recorrido, así que espero que esto sirva como consuelo
Ahora, no les conté del tren y mi primera experiencia extrema entre chinos... Bueno, el viaje entre Suifenhe y Harbin demoró unas 10 horas si la memoria no me falla. Viajé en la tercera clase, sentado. Los chinos y obviamente estoy generalizando son muy agradables, siempre te sonríen, se ríen, un cambio bastante brusco al lado de Rusia. La gente te comparte su comida, te regalan agua y cada 5 minutos alguien se quiere sacar una foto contigo. A los rubios les depara que también quieran tocarle el pelo, de manera muy respetuosa, pero les fascina ese color.
Al mismo tiempo tienen la curiosidad de los niños, lo que es muy tierno, gracioso y definitivamente sorprendente. Cuando estaba sentado en la computadora cada tanto venía, podía ser joven o no y ponía su cabeza delante de mi computadora para ver que estaba haciendo o mirando. Permítanme ser claro, no estoy diciendo que pispean o se asoman tímidamente, en algunos casos ponían la cabeza delante de la mía, entre el monitor y mi cabeza aparecía la cabeza de un chino mirando lo que hacía, obviamente sonriendo. No hay sentido del espacio personal, ninguno. La gente empuja, en todos lados y si uno se enoja y los mira enojados ellos mirarán sorprendidos y no entenderán porque del enojo.
Ahora hablemos del lado más difícil de tolerar. Son increíblemente sucios. Tiran la comida al suelo, incluso en restaurantes siempre hay mucha comida tirada en el suelo. En el tren el piso era un asco, esto sumado a que escupen constantemente y eruptar lo consideran saludable, por lo que lo hacen siempre que lo desean. Mean en la calle, y los pantalones de los niños directamente no tienen tela en la parte genital para que puedan hacer sus necesidades en cualquier momento o lugar... vi un niño defecando en el área de verduras en un supermercado. Por otro lado son ruidosos, siempre están gritando y en el tren no apagan las luces por la noche. La gente no para nunca de gritar, y en los autos de tocar la bocina.
Bueno, se imaginarán lo difícil de tolerar en un tren. En la ciudad es bastante fácil de ignorar esas cosas, en un tren, donde donde viajábamos hacinados, no fue tan fácil. Recuerdo que tenía una mujer delante mio, estaba inclinada sobre la ventana y comía semillas de algo. Escupía los restos de la semilla y todo caía arriba de ella. Yo la miraba y pensaba aummmmm paciencia, es otra cultura, definitivamente extraña y algún día dominarán el mundo, tranquilo... Bueno, en realidad después de este viaje estoy seguro que nunca dominarán el mundo, pero dejemos esos pensamientos de lado y sigamos en el tren.
Me bajé del tren pensando que sería la última vez. Definitivamente un viaje en tren es como meterse en una pileta cultural de repente. Uno tiene que fijarse si la pileta está muy fría (helada en el caso de China), empezar con los deditos, meterse de a poco hasta las rodillas, cerrando los ojos, ya pensando en el agua y en el contacto con los genitales. Meterse de prepo es cómo un asalto al cuerpo y lo mismo es un tren en China. De Harbin salí para Beijing. Fue mi primera experiencia haciendo dedo. Eran mil kilómetros y esperaba hacerlo en dos días, aunque finalmente me tomó tres días. Espero me disculpen pero para que entiendan mi sufrimiento y angustia en la ruta voy a tener que hacer una descripción detallada de lo que pasó.
Mi anfritriona en Harbin me llevó hasta el peaje. Ella no tenía idea de cómo podría ir en colectivo, así que finalmente me llevó con el auto. No entendería lo difícil salir de una ciudad china hasta el otro día. Me hizo un cartel que decía "da bian che Beijing" básicamente: viaje gratis a Beijing. Después de varios viajes iría cambiando el texto en base a las diversas experiencias. Me acerqué a la polícia de tránsito y les pedí permiso para hacer dedo en el peaje. Todo con señas. Confundidos y con grandes sonrisas me dijeron que si, que fuera.
En China está prohibido hacer dedo en las autopistas e incluso en el peaje, pero en el peaje tenía informado que estaba normalmente tolerado. A cada auto que pasaba le mostraba mi cartelito, hasta que después de 20 minutos conseguí un aventón. Estaba emocionado con mi primer coche en China, nos comunicamos un poco gracias al smartphone de uno de ellos, así que traductor de por medio hubo al menos una limitada comunicación. Después de un par de horas empecé a cabecear y cuando me di cuenta estaba en otro camino. Se habían salido de la autopista e iban por una ruta nacional. Mucho menos tráfico y más difícil de orientarse. Yo estaba un poco nervioso, no por ellos, simplemente porque no tenía idea de lo que me tomaría conseguir otro auto. Me dejaron en otro peaje en el medio de la nada. Inmediatamente en el otro peaje me llevaron con la policía de tránsito. No para averiguación de antecedentes, no para pedirme el pasaporte. Exactamente, para sacarse fotos. Debo tener más de 100 fotos con policías de toda China.
Después de sentirme por un rato como una estrella de rock ellos me consiguieron un camión que me llevó a una ciudad camino a Beijing. El problema fue que el camión me dejó dentro de la ciudad. Arreglé con un taxista que me llevara al peaje por 2 euros, pero el taxista, confundido por mis motivos para ir al peaje, buscó a alguien que supiera inglés para estar seguro. Levantamos un pibe joven que me ayudaría a traducir lo que necesitaba. Me encantaría decir que todo terminó allí, pero no, mi primer experiencia haciendo dedo fue traumática y estaba solo comenzando. Les contaba sobre este pibe que me ayudó, si me lo cruzo de nuevo le agradecería su ayuda a patadas, pero les cuento lo que me hizo. Bajamos del taxi en lo que parecía ser el centro de la ciudad. Cómo las autopistas nacen en los lugares menos pensados no le di mucha importancia, hasta que me di cuenta que me llevaba a la estación de trenes. Protesté, putee en varios idiomas (increíblemente a pesar de necesitarlo no aprendí ninguna puteada en chino). El pibe entendió que el tren era demasiado caro para mi. Por 500 kilómetros querían 25 euros. Le dije que quería hacerlo a dedo y que dormiría cerca del peaje en mi carpa ya que se estaba haciendo de noche. Entendido me dijo y aca aprendí otra cosa sobre China, dolorosa para lidear con: si les pedis algo, muchas veces te van a dar lo que creen que necesitas, no lo que pedis. Viajamos un rato en el metro, eso sí que estaba limpio, nuevo y silencioso al mejor estilo asesino ninja. Me llevó a la estación de colectivos. Lo quería matar. Como vio mi estado de ánimo me indicó que podía conseguir un colectivo muy barato pero que no me podía acompañar y desapareció. En vez de agarrarlo a patadas y todavía confundido por el suceso, que algunos occidentales equiparan a la imbecilidad. Les explico a lo que me refiero. Conocí a muchos extranjeros que consideran que los chinos son evidentemente estúpidos, esto porque nada se hace fácil, nadie te puede indicar una dirección y si pides algo te dan otra cosa. No es estupidez el problema en mi opinión, es que verdaderamente se preocupan por uno. Ese es el problema, se preocupan, son demasiado buenos con uno, entonces si uno les pregunta algo van a dar la respuesta que creen que es mejor para nosotros, no la que tal vez necesitamos. Es por ello la reticencia de los conductores de dejarme en la auopista, todos me querían llevar a la estación de colectivos o a un hotel. Me estoy adelantando pero vale el ejemplo:
En mi ultimo viaje a dedo en China, en camino a Laos me pasó que caí dentro de una ciudad por boludo. Había tomado un colectivo para salir de la ciudad y esperaba encontrar el peaje y bajarme antes de entrar en la otra ciudad, pero el colectivo no iba por el peaje sino por otro camino, así que cuando me di cuenta estaba en la otra ciudad. Empecé a buscar como salir de ahí. Como siempre pasa, nadie sabía indicarme donde estaba la autopista. Finalmente encontré una estación de servicio, pero si bien ellos sabían donde estaba la autopista (una de las chicas hablaba un poco de inglés) no me indicaban donde estaba porque en su opinión iba a ser muy difícil conseguir un auto ahí. Siempre pasa lo mismo, los chinos son increíblemente escépticos respecto a las posibilidades de hacer dedo en su país, así que intentarán por todos los medios convencerte de no hacerlo. La cosa es que en esa estación se servicio, a pesar de que les dije, un poco bruscamente, que no quería su consejo sino que simplemente me indicaran la dirección para caminar en esa dirección, se negaron rotundamente y me aseguraron que me conseguirían un camión directo hasta la frontera (a unos 800 km) en cuatro horas. Yo estaba exhausto, no podía seguir peleando así que me rendí y esperé las cuatro horas. Finalmente el camión no apareció y muy avergonzados me llevaron hasta el peaje donde en 15 minutos conseguí un auto.
Pero volvamos a donde habíamos quedado. Estaba entonces en la estación de colectivos. Obviamente el pasaje a Beijing era sólo 5 euros más barato, así que decidí cortar por lo sano y comprar un pasaje a la primer ciudad de camino a Beijing con la esperanza de bajarme en algún peaje en el camino (nunca he visto tanta cantidad de peajes como en China, es impresionante) El colectivo saldría recién el otro día a las 9 de la mañana. No podía creer mi mala suerte. Sudaba horrorosamente, la humedad era asfixiante y ya era de noche. ¿Dónde dormiría? Después de maldecir un rato decidí, sin permiso y con resolución poner mi carpa en la puerta de la estación a unos 5 metros, a modo de protesta digamos. La gente miraba y se reía, los policías se rascaban la cabeza. Una vez en la carpa se acercaban unos chinos e intentaban ver a través de la carpa. Nadie me molestó, ahí dormí, o por lo menos lo intenté. La carpa era un sauna y gracias a otra genialidad del gobierno chino, por alguna bizarra razón todo el país (el 4 más grande en el mundo) se encuentra todo en la misma zona horaria, por lo que en el Tibet o en Beijing es la misma hora. A nivel práctico significaba que en donde me encontraba amanecía a las 3 de la mañana y oscurecía a las 6 de la tarde (en verano) Imagínense la temperatura en mi carpa a las 5 o digamos 7 de la mañana.
Pero no terminaría ahí mi traumática experiencia. Por la mañana fui a la terminal a tomar el colectivo. Ahí me enteré que el colectivo salía de otra estación!!!! Imaginen la sorpresa y psicosis que me entró. Las puteadas resonaron en los confines de la ciudad. Sin discusiones me devolvieron el dinero. Eran las 9 y todavía no sabía como salir de ese infierno. Me acerqué a un Mc Donalds con la esperanza de encontrar a alguien que hablara inglés, supuse que sería más fácil que en un puesto callejero. Me paré en el medio del salón, deje mis bolsos, me limpié el sudor que caía a raudales por mi frente y ladré si alguien hablaba inglés. Supongo que a la vista de mi rostro deformado por el odio, un tic en el ojo derecho y la vena en la frente a punto de reventar desalentó la ayuda, pero una vez que me senté un chino tímidamente me ofreció su ayuda. Finalmente sería él quien, después de chequear en internet me indicaría como llegar al peaje y de ahí a Beijing. Mi primer salto en China fue traumático, ya les iré mostrando un poco más de China y su lado más amable.
Genial la reseña Jordan! espero las siguientes partes de "las tribulaciones de un argento en china" ;)
ResponderEliminarEstoy segura de que volverías a vivirlo. La comunicación y la diferencia cultural te llevaron al límite pero, por todo lo que escribes, vale la pena recorrer el mundo. Éxitos Jordan.
ResponderEliminarJaja, me dio mucha gracia leer tus observaciones.
ResponderEliminarMuchas veces pense lo mismo en China...
Fuerza y besos, Miriam
me da pena por tus sufrimientos el confesar que me he reido como loco!!!! si hicieras un documental, pagaria los 10 euros que nos cobran por ir a verlo al cine..
ResponderEliminarQue bueno pibe! imagino viviendo tus "sufridos provilegios" ¿? y está buenísimo. Espero los siguientes. Y yo sigo con la idea que entre los millones que contas, debe haber unos cuantos genios, y ... seguramente dominarán el mundo. Beso
ResponderEliminarQuerido amigo Jordan. Ya estás de nuevo en tu mundo itinerante. No tengo otras palabras que felicitarte y acompañarte en este fantástico modo de vida que iniciaste, creo, como mínimo hace tres años. Un abrazo. Luis Bogado-Poisson
ResponderEliminarayy priiimoooo!! que cagada lo que te han echo sufrir! pero las carcajadas que me sacan tus relatos... sos genial!!! dios mio estos chiiinos que neurosis tendria yo en esos momentos!!!!!! ojala los dias venideros sean mejores.. ansiosa espero tu proximo relato!!!
ResponderEliminarbesos enorrmes!!!!
Hola Jordan!!! coincido plenamente con otros comentarios de más arriba. Lamento tu sufrimiento pero contás las cosas con tanta gracia, que me he reido en grande al leer tus experiencias viajando por China... CHINA!!! Te das cuenta? Cuidate mucho! seguí disfrutando! en lo posible con menos sufrimiento jaja! Abrazo fuerte y beso enorme
ResponderEliminarquerido jordan! he guardado tu crónica de China para leer con calma y disfrutarlo. Mi sorpresa al leerte tan ofuscado pero lo que me he reido!! eso de que alguna vez dominarían el mundo lo recordé siempre. Me quedó tranquilo que solo gobernarán un supermercado jaja. Que sigan las aventuras amigo!!!! abrazo gigante. la princesa salteña JL
ResponderEliminarjuaaaajajajajajaa, me mato la ultima parte de Mc Donalds, me imagino a vos a lo Pulp Fiction, dejando todo en el suelo y con actitud de un día de furia tmb, gritando y todos de repente bajando la mirada, o agachándose detrás de sus mesitas o alejándose de vos. Espero que estés pasándola genial, un abrazo grande!!!!
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