21 de noviembre de 2010

Daguestán

Han pasado varios días desde mi última entrada y obviamente han sido días bastante moviditos, en general muy interesantes. Antes de Daguestán y después de Kazan estuve en Samara, Saratov, Volgogrado y Astraján. Sí, muchos lugares y no mucho tiempo para hablar de cada uno. Por primera vez tuve serios problemas para hacer dedo. Los días empiezan a ser demasiado cortos, a las 16 empieza a oscurecer y a las 16:30 es de noche. En el sur la cosa mejoró y tengo media horita más. Igual no me tocó dormir en la ruta. Sólo una vez pagué un colectivo para hacer el último tramo a Saratov pero lo pagué con el dinero que me había dado un taxista al que había hecho dedo (sí, el taxista me llevó y me dio dinero, ja)
En el recorrido a Astraján, que es de sólo 400 kilómetros, necesité 7 autos y un sertal, debido a que uno de mis conductores era un vendedor de embutidos, así que nos pasamos el viaje comiendo salchichas.
Hice el recorrido de Astraján a Majachkala, la capital de Daguestán, en tren.
Majachkala es una ciudad bastante pobre de unos 500 mil habitantes y es un puerto relativamente importante sobre el mar Caspio.
Llegué por la mañana y después de dejar mis cosas en el trabajo de Bagdat (mi anfitrión) me acompañó a una de las más importantes escuelas de la ciudad. Ahí me entrevisté con varios profesores y pase varias horas hablando con los estudiantes respecto a los temas que me motivaron a viajar a esa república.
Avars, Darguins, Lezguins, Laks, y otros 30 diferentes grupos étnicos viven amontonados en esta pequeña república. En las montañas viven en auls, aldeas amuralladas, monoétnicas, en las ciudades es un caos, parece uno estar viviendo en la misma Babel, tantos, pero tantos idiomas, todos completamente diferentes entre sí, con sólo el ruso como idioma interétnico.
Que placer! por desgracia, el mismo día que llegué hubo un atentado y 9 policías murieron acribillados, por lo que la seguridad era un poco molesta. Soldados por todos lados, en el centro de la ciudad uno no podía dar dos pasos sin tener que mostrar el pasaporte y abrir la mochila. Una cosa es cuando policías con rifles de asalto están tranquilitos con sus perros entrenados, por ejemplo en Moscú, y otra es cuando esos mismos policías usan pasamontañas y van montados en carros de combate. Como cambia la cosa cuando usan máscaras, es impresionante el manto de impunidad que los cubre.
También pude ir a la Universidad Estatal de Majachkala, ahí me entrevisté con un sociólogo y estuvimos un par de horas charlando de los temas que me interesaban trabajar. Estaba impresionado que a alguien en el mundo le interesara ese lugar tan pequeñito. Quedamos en muy buenos términos y supongo que estaremos hablando nuevamente en enero o febrero.
Me fui a Derbent con la idea de volver a Majachkala para hacer más entrevistas, tenía que masticar un poco lo aprendido hasta entonces. No esperaba realmente llevarme gran sorpresa al recorrer sus calles o hablar con los estudiantes, pero lo cierto es que si me la llevé. Es tal la sorpresa que mi pequeño proyecto de investigación en la república ya está en la papelera de reciclaje, la situación allí es más compleja e interesante de lo que pensaba y eso es mucho decir, créanme.
El más importante poeta daguestaní, Razul Gamzatov





En la Universidad Estatal de Majachkala








Monumento a los policías caídos en actos terroristas

Bagdat, mi anfitrión y su tío

La mezquita más grande de Daguestán

Conductor designado

Cena en lo de Bagdat







Sigamos con el viaje. Salí para Derbent, la ciudad más antigua de Rusia, con restos arqueológicos de más de 5.000 años. Por suerte, si bien temía que hacer dedo sería complicado, no lo fue y necesité sólo un auto para llegar.
Esta pequeña ciudad de 100 mil habitantes y cuyo nombre en árabe significa "puerta cerrada" debido a que por una particularidad geográfica tiene altas montañas de un lado y el mar del otro, por lo que se transformó en una puerta y sirvió por milenio y medio como importante fortaleza fronteriza (si bien cuando se construyeron eran para detener a los bárbaros del norte)
Quedé encantado con esta bella y pequeña ciudad.










Algunas fotos de la fortaleza que se alza en lo alto de la montaña. El que me acompaña en las fotos es Nusrulla, mi anfitrión.







Esta es la mezquita más antigua en Rusia



Salí de Derbent en una camioneta que llevaba muebles a Majachkala. En el camino nos detuvimos a tomar un te cuando en el pequeño y un tanto sucio café 2 tipos en la mesa de al lado, que siendo las 9 de la mañana ya estaban comiendo hinkal con carne (plato típico daguestaní) y vodka, al enterarse que era extranjero y que iba a Gunib, quedaron encantados, mas el hecho de que iba a dedo, lo que les parecia genial, estaban muy contentos y me recomendaron otro camino, mucho mas corto que el que pensaba hacer y donde me aseguraron que habría suficiente tráfico.
No pude safarme del vodka y el hinkal, que por cierto temía me quedara atravesado en el traste (es como un super ñoqui, más parecido a un ladrillo que a un ñoqui en realidad). Después salí, tenía que retroceder unos 200 metros y tomar la intersección. En el camino un par de tipos en un taller me preguntaron a donde iba y me invitaron a tomar vodka, cosa que educadamente rechacé. Dagestán me recuerda Jordania, a cada paso me ofrecían te. Aca la cosa es más brava, asi que te ofrecen vodka.
Mientras caminaba y pensaba en Allah y en el vodka, un joven se me acercó corriendo, venía del taller y cuando se hizo más que obvio que venía hacia mí me detuve. Como había corrido casi 100 metros estaba un poco agitado, tomo aire y me dio 2 bananas, 1 mandarina y 2 manzanas. Para el viaje, me dijo...
En la intersección no tuve que esperar mucho, la mitad del camino se me sumó un pibe de unos 10 años en su bici, que estaba muy interesado en lo que estaba haciendo allí. Me levantaron padre e hijo en un lada, que aunque pequeño y viejo tenía bastante potencia, así que hicimos el recorrido hasta Sergokala bastante rápido. Esta aldea no era importante para mí, así que me dejaron en las afueras y me dispuse a hacer dedo nuevamente. No estuve parado 5 minutos que paró un jeep con unos militares. Muy educados me pidieron el pasaporte y me preguntaron que hacía allí. Tras mi explicación llamaron a la polícía y me dijeron que los tenía que acompañar y que después me traerían al mismo lugar. Obviamente este pedido no dejaba mucho lugar a discusiones, así que acepté gustoso la invitación.
Lo cierto es que esperaba situaciones de ese tipo. Las montañas de Daguestán están supuestamente llenas de terroristas y criminales de todo tipo, así que la cosa era de esperarse.
En la comisaría, que parecía una fortaleza, se me acercaron varios policías, a todos les hacía mucha gracia que estuviera allí. Uno me regaló dos manzanas, otro hacía bromas y me preguntaba si era un espía, el otro me hacía preguntas, que otro repetía. Después de un rato, en el que pensaba que la cosa sería light y hasta graciosa apareció un nuevo policía que me llevó a una habitación donde habían otros dos. Me hicieron mil preguntas, una y otra vez, me las hacían nuevamente para ver si habían respuestas diferentes. Me revisaron la cámara de fotos y me preguntaron por todas las fotos, por todas las personas que aparecían en las fotos. Todo en un clima muy ameno, o al menos bastante. Uno se reía bastante, el otro era más serio.
Después agarraron mi teléfono, se pusieron a revisar todas las llamadas que recibí y que hice desde que entré en octubre a Rusia, me preguntaban y este número de quién es, y este?
Obviamente, yo no tenía idea, salto de casa en casa, la mitad de los nombres no me los acuerdo.
En mi bolsillo tenía la tarjeta del consul argentino en Moscu con los números de emergencia, pero decidí no usarlo, quería ver como seguía la cosa.
Llamaron a mis anfitriones en Derbent y Majachkala, a amigos en Moscu. Me hicieron traducir mensajes al azar en el celular.
Me pintaron los dedos me sacaron la fotito y me hicieron llenar una ficha.
Después vino el jefe de la delegación y las preguntas empezaron nuevamente. Todo en ruso, por cierto, lo que fue un desgaste considerable.
Finalmente use la tarjeta del profesor de la Universidad de Majachkala. Esperaba que el atestiguara de mi interés en la situación étnica de Dagestán.
Se quedaron conformes con las averiguaciones y me dijeron que me podía retirar.
El oficial más serio, y principal interrogador con uno de los que estaba en la habitación, me invitaron a almorzar. Después de casi 4 horas de tenerme ahí adentro, acepté.
Fuimos a la casa del oficial (el más serio) donde me presentó a su suegro y a su mujer. Una casa muy linda y llena de cámaras de vigilancia. Ahí comimos, charlamos largo rato y después me dijeron que me ayudarían a llegar Levashí, a unos 50 kilómetros de mi destino. El tipo llamó a una patrulla con 3 policías que se pusieron en la salida del pueblo y empezaron a parar autos y preguntarles a donde iban! Después de un rato me subieron a un auto con 3 azeríes que iban a hacer negocios a Levashí.
El camino a Levashí





Les decía, me fui con los azeríes, geniales los 3, cada tanto paraban para que yo sacara fotos del paisaje. Me dejaron en la salida del pueblo donde me puse a pensar que hacer. El lugar no se veía muy seguro para hacer dedo y se estaba haciendo oscuro, así que decidí hacer una nueva visita a la policía!!! esta vez yo los busqué. Llegué a la policía, otra pequeña fortaleza, y les dije: voy para Guniv, pero las traffic no pasan hasta mañana, puedo dormir en la comisaría? Después de las preguntas de rigor, y la correspondiente revisada de pasaporte, me dijeron que me ayudarían a llegar a Gunib ese mismo día. Me subieron a un carro de infantería, 3 soldados con rifles de asalto y salimos hacia la ruta. Cuando llegamos ahí, ellos se pararon y se pusieron a esperar mientras hablaban por radio. Rato después llegó una patrulla con 2 policías más que se pusieron nuevamente a detener el poco tráfico que se mueve entre estas pequeñas aldeas. No les tomó mucho encontrar una camioneta. Me despedí de mis guardianes y salí para Gunib.
Gunib es una ciudad en la cima de las montañas... llegamos cerca de las 8, completamente oscuro y estaba un tanto frío. Para terminar el día, decidí abusar de mi suerte e ir nuevamente a la policía!!! Me dieron de comer, un te, y tras una entrevista con el comandante, que me explicó mientras sonreía, que eso no era un hotel, me mandaron al único hotel del lugar, que estaba cerrado por refacciones pero que abrieron para que tuviera un techo.
Gunib es un aul históricamente importante. Fue allí donde Imam Shamil, el legendario líder que unió a las tribus chechenas y daguestaníes contra el imperio ruso, tuvo su último combate.














Al otro día salí para Irganay, una pequeña aldea ubicada al lado de un lago, que me dijeron que era muy linda y que me quedaba de camino a Majachkala.





En Irganay no tuve tiempo de sacar ni una foto cuando se me acercaron unos policías en un jeep. Me dijeron que no habían lugares donde dormir en la aldea, pero que me llevarían a Shamil-Kala, ya no una aldea, si no un pueblo a sólo 12 kilómetros. Nuevamente la invitación no me dejó mucho lugar a discusiones y me llevaron a este poblado, en realidad a la comisaría del poblado.
Ahí me llevaron directamente con el comandante, un tipo muy gracioso, con una sonrisa tipo Tinelli, que después de hacerme algunas preguntas y hacer unas llamadas me derivó con el FSB, el servicio secreto.
Eso no me hizo mucha gracia ya que son famosos por sus extenuantes interrogatorios. En la habitación habían 2 tipos con caras de pocos amigos y entraban y salían policías curioseando que estaba haciendo allí. Después me enteré de que todos los caminos a Majachkala en esa zona estaban cerrados ya que estaban llevando a cabo operaciones antiterroristas en la zona. Ellos pensaban que me presencia allí era muy conveniente, yo pensaba, que mala suerte!
No lo van a creer, pero una de las cosas que les llamó la atención fueron las botas. Me dijeron que no eran botas para la ciudad, que si pensaba ir al bosque, o a las montañas (ambos territorios de los terroristas), o si había estado ahí.
Después empezaron las mismas preguntas que en ya había sufrido el día anterior, sólo que en un ambiente menos amistoso. Me preguntaron donde guardaba mi arma, no me creían que viajaba sin un arma. Lo gracioso es que cuando dijeron arma, yo entendí cámara de fotos, así que cuando me preguntaban donde estaba, les dije, ahí, en la mochila, lo que produjo sorpresa en los dos tipos. Después nos reímos de lo sucedido.
Me revisaron la compu, entraron en la fotos, la música, hasta las películas. Como ninguno hablaba en inglés fue difícil explicar el porque tantas carpetas sobre Daguestán y que era lo que había adentro.
Después de algunas horas llegó personal del FMS, el servicio de migraciones, que también me forró de preguntas. Esta vez como la cosa se veía más seria pedí llamar a la embajada, cosa que me negaron. El embajador está demasiado lejos decían.
Los del FMS estaban bastante enojados porque cuando me pidieron mi documentación solo les di el pasaporte y ningún otro documento, como ellos nunca se identificaron como de migraciones nunca les dí la carta de migración ni el registro de domicilio, ya que son cosas que nunca piden los policías, y como son de un papel de tan mala calidad, los llevo en otro bolsillo.
Después me pidieron que relatara desde el principios los lugares donde había estado y las personas con las que me había encontrado... en TODO el viaje!!!!
Tomaron turnos para escribir, fui meticuloso en las descripciones, salvo en los nombres que no les di, ya que de la mayoría no me acuerdo.
Después de cerca de 7 horas, decidieron cortar por el día.
El inspector me invitó a su casa, yo no estaba seguro si estaba libre o no, no me habían devuelto el pasaporte, así que suponía que no había terminado la cosa.
El inspector vivía en una aldea a unos 10 kilómetros del pueblo, una casa bastante bonita, modesta, vivían con el su mujer, una hija y 3 hijos.
Por la noche comimos y el llamó a Moscú donde discutió mi caso. Me tocó dormir con el en el living.
Al otro día fuimos a otra comisaría, esta vez en la pequeña aldea. Todo estaba desierto ya que era Kurban Bairam, una festividad islámica. Antes de salir el inspector me regaló 2 pares de medias y 2 camisetas reglamentarias, de muy buena calidad, para el invierno me dijo.
Finalmente descubrí de qué me querían acusar. El FSB había decidido no acusarme de espionaje, pero el FMS me quería acusar de haber violado el protocolo de registro. La boludez más grande que se les podría haber ocurrido, aunque finalmente efectiva.
Todos las personas en Rusia, extranjeros y nacionales, están sometidos a un registro de domicilio. Eso significa básicamente que si uno está más de 3 días en una ciudad donde no se ha registrado está violando el protocolo, lo que conlleva importantes multas. Es ridículo porque nadie respeta el protocolo, es inaplicable. Imaginen pagar cerca de 1o dólares cada ciudad que visito!
Ahora que sabía de lo que me acusaban se las empecé a pelear. Les dije que no les iba a pagar hasta que no me comunicaran con la embajada. Ellos me explicaron que no podían hacerlo porque no tenían teléfono en la comisaría. Yo les dije que entonces no pagaría. Yo trataba de convencerlos que me envíen a Majachkala, donde esperaba tener un trato mucho más civilizado. Después llegó de Majachkala otro tipo del FMS y un juez que era quien revisaría mi caso. Horas estuvimos discutiendo, en las que me preguntaban un montón de cosas que no vienen al cuento y yo trataba de evadir todo diciendo ahora que no entendía, lo que terminó de enfurecer al juez, que estaba más proclive a meterme en un calabozo que liberarme. Sí entendés me decía, sabemos que entendés. Sin abogado y sin acceso a la embajada me encabrité, les dije que hicieran lo que quisieran, pero que finalmente algún día me iba a poder contactar con la embajada. Finalmente accedieron y me permitieron hacer la llamada. Obviamente la respuesta fue, pagá, estás re jodido! Excepto por la espuma blanca que salía de mi boca yo estaba en perfecto control de mi ser. Así que empecé a negociar mi capitulación. El juez quería que una vez que pagara la multa abandonara la república de Daguestán en un tren a San Petersburgo. Finalmente pactamos que abandonaría la república pero con el destino que yo quisiera.
Estábamos todos agotados después de 9 horas que nos tomó la jodita. En el medio hicimos un parate y vimos una peli (en ese momento no estaba el juez, por supuesto)
Esa noche la pasé nuevamente en lo del inspector, esta vez con mi pasaporte. Al otro día me llevó hasta el colectivo que me llevaría hasta Majachkala.
En el camino, cosa del destino, se rompió el colectivo, así que estuvimos parados en la ruta un buen rato. No estábamos lejos de Majachkala, así que le pregunté al chófer si podía bajar los bolsos ya que iba a hacer dedo desde allí. Ahí sucedió algo que no esperaba, un civil, que se identificó como policía, me dijo que no podía abandonar el vehículo, que me estaba esperando el FSB en Majachkala para arrestarme!
Yo estaba sorprendido obviamente. Cuando llegué a la ciudad mi sorpresa fue mayor cuando en vez del FSB me encontré con el FMS. Qué quieren ahora, les pregunté. Ellos fueron muy amables y me explicaron que querían interrogar a mi anfitrión (Bagdat) así que teníamos que ir a las oficinas del FMS. Todo lo diplomático lo dejé ahí. Si bien no fui muy rudo con los policías, toda mi cooperación disminuyó considerablemente y obviamente me descargué con ellos por toda la situación.
No nos retuvieron mucho tiempo, unas 2 horitas, y después nos invitaron a almorzar.
Uno de ellos estaba un poco avergonzado de la suma que me habían cobrado, así que me regaló 200 rublos, lo suficiente para ir a Grozni, en Chechenia.
Nos despedimos y esa noche la pasé en Bagdat. En la mañana del día siguiente salí tempranito para Chechenia.
Ufff se está haciendo largo este relato :-)
Salí en colectivo, apretados como sardinas, eso sumado a que el boludo del colectivo se olvidó de decirme que Grozni no era una parada sino que me dejaba simplemente en el camino. Eso me dí cuenta cuando llegamos a la república de Ingusetia (sí, nos pasamos de república!) El chófer se dio cuenta rápidamente que no era mi mejor día, supongo que lo leyó en mi mirada de odio. Así que me dejó en un puesto militar, para hacer dedo los 70 kilómetros que nos habíamos pasado.
Cuando llegué a Grozni no me sentía muy bien, me dolía la cabeza, la garganta y sentía que me estaba enfermando (y no de un acceso de cólera) Me pasé 2 horas en la estación de colectivos pensando que carajo hacer (no tenía anfitrión en Chechenia) así que decidí salir de allí. Necesitaba un par de días de descanso, Tuve suerte y desde Grozni salían colectivos a Nevinomiisk, donde vive mi buen amigo Vladimir, así que un checheno que conocí habló con los choferes y los convenció de que me llevaran gratis. Ahora estoy descansando en lo de Vladimir, ya me siento mucho mejor, y me estoy tomando varios días para pensar que hacer.


Respuesta a los muy queridos amigos

1. Grande Willy, hace mucho que no sabía de vos, veremos si te sigo el rastro en Facebook
2. A perdón Vale, como se me ocurrió pensar que boludeabas en tu trabajo, que mal de mi parte. La viejita era una ternura y era muy graciosa, estaba increíblemente senil, no entendía nunca que estaba pasando, su mirada era siempre la de que carajo estoy haciendo aca con esta gente,
3. Si Tato, movilizame Mendoza y cuídenme a los letones.
4. Felicitaciones Licenciada, besos
5. Imaginate cuando me di cuenta que me había pasado de república!!! Me acordé de todos los santos digamos. Cuando vuelvo? ni idea :-)