3 de mayo de 2010

2 salidas en Piter

Esta entrada está especialmente dedicada a Wally, quien ya empezó a quejarse del largo de las entradas... para que tengas!!!

El nombre de quien fue mi anfitrión en San Petersburgo, o Piter como la llaman cariñosamente aquí, es Vasily. Un tipazo realmente, con el vive su tía que debe estar entre los 70 y 80, una muy atenta señora, muy agradable. Vasily tiene cerca de 55 años, le falta la mitad de la dentadura por lo que tal vez tenga un poco menos de lo que creo, no estoy seguro. Viven en un departamente bastante grande de tres habitaciones en una ubicación inmejorable, a 2 cuadras del puente que lleva a la fortaleza de Pedro y Pablo. 20 cuadras de la avenida Nevski, el corazón y alma de la ciudad.
El habla un muy buen inglés y se dedica desde hace sólo 10 años a la construcción de barcos, igual que Alejo!!! Su primer barco fue una chalupa y ya ha hecho 5, todos chiquitos.
El primer día me acompañó por la ciudad haciéndome notar algunas curiosidades, que sólo nunca habría notado.
No se cómo pero terminamos hablando del ajedrés, coincidimos en lo importante de lo psicológico en este. Para mi sorpresa el se río y me aseguró que el sabía al respecto. Es el hijo de Boris Spaski. Yo no lo podía creer... Un poco de historia, Spasski fue un gran campeón soviético a quien se recuerda como el gran perdedor ante Bobby Fisher, en la llamada partida del siglo, que significó la primer derrota de los ajedrecistas soviéticos.
Aunque mucho se ha hablado al respecto, Vasily sigue convencido de una de las versiones de la historia que dice que un poderoso telépata de la India, intervino en la mente de Spasski ante una KGB indefensa, y que después de eso la KGB contrató telépatas para defender a sus ajedrecistas... no le quise llevar la contraria.
Me contó el derrumbe de su padre y de como tuvo que cambiar su apellido por el de su madre por el acoso que recibían. Finalmente sus padres se divorciaron y Spasski abandonó la Unión Soviética y fue a vivir a Francia.

Mi primera noche de bebida “a lo ruso”.
Volvía a la casa de mi anfitrión cuando lo encontré con dos pibes que lo estaban visitando. Los dos pibes tenían alrededor de los 25 años. Estaban bebiendo coñac. Yo llegaba de un dia agotador. Eran las 8 (todavía de día) y había estado todo el día caminando y había visitado el Hermitage, lo que fue una experiencia agotadora. Brindé dos veces con el grupo y Vasily, que no se sentía muy bien, se fue a acostar. Los otros dos rusos me invitaron a cenar. Tengo que reconocer que un escalofrío me recorrió la espalda, mi sentido arácnido me advertía que estos dos raros ejemplares, uno principalmente, podrían hacerme pasar una complicada noche, por así decirlo.
Acepté igual y salimos, al tiempo que ya me estaba arrepintiendo mientras bajábamos las escaleras.
Permitanme contarles algo de estos dos muchachos. El primero, Antón parecía un buen tipo aunque hablaba un poco raro, pensando demasiado las palabras que usaba, por supuesto hablando en ruso, su inglés era tan malo que lo avergonzaba y se negaba a hablarlo. Por cierto, era arquitecto. El otro tipo... llamemoslo Pyotr, aunque no recuerdo su nombre, hablaba un poco mejor en inglés... en realidad no, pero a el no le daba vergüenza. Vestía una chaqueta militar, tenía todo el estilo de un nacionalista xenófobo de los que en Rusia ahora pululan. En la calle Pyotr iba haciendo bastante ruido y gopeando los carteles, mientras que Antón lo trataba de controlar, el coñac se le había subido a la cabeza y estaba alteradito. Yo no quería ni imaginar al lugar que me llevarían, mi sorpresa fue mucho más grande de lo que imaginé.
Entramos a un café que se llamaba Mozart Café. Adentro el lugar se veía de muy buen nivel y pasaban música clásica. Si bien mi primera idea fue que los muchachos se confundieron, nos quedamos aumentando mi sorpresa... Esta seguía en aumento cuando trajeron la carta. Los precios eran, como correspondía al lugar, bastante elevados. Creo que Antón leyó mi sorpresa en la mirada y me tranquilizo explicándome que él invitaba. Como todos saben, soy bastante fácil, así que acepté la invitación sin objetar. Tomamos de entrada una sopa, borsch, y brindamos con vodka. En los restaurantes no te traen la botella sino que traen un decantador donde uno pide las medidas que quiere. Pidieron medio litro. Fue un poco raro, tengo que reconocer, acompañar una sopa con vodka. Eso sí, se apiadaron de mí y mientras que ellos se servían un shot completo, a mí me servían la mitad... aunque tengo que decirles que no duró mucho esa cortesía.
Como plato principal pidieron, por un lado, carne a la cacerola y papas, huevo y verduras hervidas. Todo estaba muy rico. Siendo que el vodka se terminó rápidamente pidieron 1/3 de litro más. Todo eso al ritmo de la sinfonía Nº40... surrealista.
De ahí me indicaron que iríamos a tomar algo a otro bar... yo ingenuamente pregunté ¿cerveza? No, me respondieron, por supuesto que no, cerveza te haría muy mal... por un momento pensé que me estaban jodiendo. Reconozco que ahora pensaba que me mostrarían su lado más oscuro e iríamos a un bar por así decirlo, muy loco. Realmente no sabía que esperar, aunque obviamente, a causa del vodka ingerido estaba mucho más tranquilo al respecto. Pyotr estaba borracho como una cuba. Nos cansamos de levantarlo del piso y hasta lloró un poco. Ahí me enteré que todo su enojo y extraño comportamiento se debían a que su novia de toda la vida lo había abandonado hace algunas semanas.
El bar fue una nueva sorpresa. Cuando entramos parecía una pecera bastante fea. Era todo azul en diferentes tonos, lleno de flores plásticas. Feo, viejo y bastante desprolijo, la música era de una estación de radio. Estuvimos solos todo el tiempo que estuvimos allí, nunca vi a nadie entrar, al punto de que la mesera, que por suerte hablaba mejor inglés que mis dos nuevos amigos, se sentó cono nosotros.
Ahí el medio litro de vodka que nos tomamos... ya a esa altura no se andaban con delicadeza para servirme, lo acompañamos con te, pescado y algunos pepinillos agridulces. Ahí me enseñaron algunas nuevas técnicas para pasar más facilmente el vodka y hablamos un poco de la mejor comida para acompañarlo.
Decidimos partir. Supuestamente íbamos a bailar y ya eran las 2 de la mañana. Yo estaba molido, pero seguimos. En la salida paramos a un lada con un conductor bastante charleta, un tipo muy agradable que apenas si entraba en el auto, parecía un oso. Dimos varias vueltas y paramos en un quiosko. Para mi sorpresa, porque tengo que reconocer que estaba sorprendido, Antón subió al auto con una botella de vodka de litro y 3 cervezas... yo me quería morir.
No fuimos finalmente a bailar, Pyotr era una bolsa de papa, si no que nos fuimos a la casa de Antón. Ahí nos metimos en la cocina y para mi sorpresa abrieron el vodka. Esta vez Antón no dejó beber a Pyotr, aunque igual un par de veces se sirvió. Lo acompañamos con pan, queso y uvas. También trajo la computadora y con el traductor de google asistimos un poco a la conversación. La música que escuchamos: Maria Callas, un cd de Antón que reconoció que no solía escuchar. La colección era excelente, así que después me la regaló.
A las 5 tiré los guantes, pese a que quedaba poco más de 1/3 de la botella me fuí a dormir en el piso del cuarto de Antón. Antón y Pyotr durmieron en otro lado, no estoy seguro.
Puse el despertador a las 11 y me levanté. Me encontré a la abuela de Antón en la cocina. Hablamos un rato mientras nos preparaba el desayuno. Una tortilla de salchichas. Eso, pan y cerveza nos ayudó a despertarnos. La mayor sorpresa fue no sólo no tener resaca sino que estuve todo el día muy bien, esa tarde caminé en la ciudad y todo, sin problema... aunque tengo que reconocer que me sentía un poco “sensible”.

Los anarquistas
Esa misma noche fuimos a conocer a otros amigos de Vasily. Si bien el todavía no se sentía nada bien, deseaba despedirse de uno de sus amigos que se iba por un largo tiempo al sur, cerca de Ucrania.
El grupo que conocí esa noche era realmente de temer. Vasily me advirtió antes de entrar que no me pusiera nervioso, que era un grupo anaquista con una “trayectoria” muy destacada y que uno de ellos, uno de los líderes, había salido del hospital después de 2 semanas de internación.
El mismo edificio parecía a punto del derrumbe, no sólo estaba muy sucio, sino que las grietas hacían pensar que solo era cuestión de tiempo, poco tiempo, para que todo caiga bajo el peso de la desidia. Obviamente no había luz en ningún pasillo, todo el recorrido lo hicimos a la luz de nuestros celulares.
Fue una hora complicada y un poco frustrante. Todos hablaban a los gritos al mismo tiempo, hablaban una jerga ininteligible. Creo que hasta ese día nunca había sentido tanta frustración idiomática. El grupo de declaraba como anarquista anti fascista. Uno de ellos lo dirigía “intelectualmente”, era un rastafari, que después de hablarme un rato de su religión, de la cual yo no sabía prácticamente nada, me explicó la necesidad de la violencia, de predicar con la violencia. El gordito, que parece tan agradable en la foto, lo era realmente, y muy gracioso, pese a que según lo que me comentó Vasily, mejor asegurarse de siempre tenerlo de amigo. El verdadero líder, al que no pude fotografiar por desgracia, le habían sacado a trompadas todos los dientes frontales y tenía todo el costado derecho del rostro destrozado, parecía un panqueque, estaba levemente deformado, inflamado por supuesto y lleno de puntos. Se había cruzado, él solo con una manifestación fascista, él solo los atacó. Terminó dos semanas en el hospital, aunque dicen que varios de los fascistas terminaron peor que él. Obviamente el tipo es una celebridad en el bajo mundo de Piter.

El Rastafari (no estaba muy contento ya que le saqué la foto sin su turbante)

El gordito peligroso y un hippie de Tartaria

Tomamos te por suerte, no se si hubiera podido soportar algo más. Y charlamos un largo rato. En realidad todos me hablaban y yo mientras que trataba de comprender algo, asentía y trataba de disimular que no entendía. Por suerte cada vez que utilizaban su jerga, me la explicaban en una mezcla de ruso e inglés, pero al menos ayudaba y me daba un respiro. Mucha, pero mucha violencia, y lo que es peor, mucha apología a la violencia organizada.
Como regalo de despedida (costumbre rusa de la cual ya les hablaré en más detalle) me dieron un palo, de casi un metro de una madera muy dura y llena de puntas de la misma madera. Me explicaron que era un tronco sagrado, y que si me enfermaba, bastaba con cortar una de las pequeñas puntas y quemarla. Yo ya me imaginaba tratando de explicar a la policia que ese palo, con el que fácilmente podría matar a alguien, era en realidad un palo sagrado. Obviamente me lo saqué rápidamente de encima.
Traté de organizar una entrevista entre este grupo y un doctorando moscovita que conocí y que estudiaba los radicalismos nacionalistas. Pensé que sería una entrevista muy interesante y finalmente yo podría hacer algunas preguntas que obviamente por las complicaciones de traducción ni intenté hacer. Por desgracia me fue imposible coordinarla finalmente.
Vasily, que estuvo un tanto preocupado durante la hora que estuvimos ahí, respiró aliviado cuando nos fuimos, tengo que reconocer que yo también.

San Petersburgo es una ciudad increíble. Espero en la próxima entrada contarles un poco de la ciudad y mostrarles algunas fotos.

10 comentarios:

  1. que bueno primo!! y que miedo!! jjaj que nuevas experiencias que estas viviendo por dios!! cuidatee!! y tambien te conviene aprender a cocinar las comidas de la otra entrada, para hacernos cuando vuelvas, porque me dio mucha hambreee!!
    espero la proxima entrada!!
    besos grandeesssss
    ana m.

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  2. jaja que genio jor vos te metes en todas xD, espero no verte en la proxima pelicula "hooligans" jajaa un abrazo enorme sorete te extraño

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  3. Primo me mató el hippie!! ese no le puede pegar a nadie! jajaja!! Subí fotos de San Petersburgo. Cuidate mucho y aflojá con el vodka! Cómo viene el clima? Ya te estás acostumbrando? En las últimas entradas no mencionaste nada.. Beso y abrazo!! Mio y de Jpi

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  4. Bueno acá estoy! Te acabo de escribir un mail y Vale me ha enseñado este camino, qué fácil que era!! jaja!
    Lindísimo! hermoso! re interesante!! desopilante!!! TODO lo que contás y buenísimas las fotos!!
    Te quiero mucho
    Abrazo fuerte!!

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  5. jajajaaaa!! ay jorrr!! por dios te pido no te metas en grupos de violencia extrema q te van a dejar aruinau'!!! jaajajaaja!!! el cagazo q habras tenido mi dio...! ja! deja de meterte en antros te lo pido encarecidamnt!!! jajaja! cuidate,, y si, usa el palo de ultima.. jajaja!
    besos a montones y amontonados! te quiero!!!!

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  6. Me estas jodiendo! El hijo de Spasky! Que groso loco! Uno de mis idolos!

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  7. Y con respecto a lo que dice Valeria: NO TE METAS EN GRUPOS DE VIOLENCIA EXTREMA QUE LOS VAS A ARUUINAR!

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  8. SON COMO UN CLUB DE LA PELEA?!?
    Avisame loko eh! aca no encuentro ninguno!!
    xP

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  9. Jordan, colega!!!
    Qué cojonuda la experiencia, che!!!
    Cuando has mencionado la calle Pyotr me acordé de Crimen y castigo, y puse todavía más emoción y atención a la descripción de los antros y lugares a los que estos dos tipos te iban llevando, mezclado con los precios y locales con música clásica que yo visité en Moscú, extraño pero incitante!!!
    Qué envidia, sana, de esa que dicen lque no existe, poder moverse con esa frescura, sólo preocupado en descubrir en dejarte llevar, en observar, en aceptar que te lleven, aunque con un toque de atención y algo de temor curioso!!!
    Así que te encontraste con los grupos anarquistas antifasistas del viejo continente. Yo conozco personajes del mundo o submundo en España e Italia, y las cosas que contabas no me son ajenas, aunque el toque Ruso, la Europa del Este, les otorga otra atmósfera. Lo que hubiera dado por estar ahí contigo y comentar después!!!
    Vívelo todo y, con prudencia, la que tú ya tienes, observa y métete en todo. Ahora, yo creo que jamás podrás concertar el tipo de entrevista entre un investigador universitario y miembros de ese tipo de grupos. Si lo haces, avisa que me pillo un avión de propio, te lo juro, jaja!!!
    Suerte compañero!!!
    Te quiero.
    MUA
    María

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  10. so cool Jordan.-...de todas formas rescato mucho el encuentro con el hijo de Spasky.....grosa historia del desplome de su familia tan solo por una partida de ajedrez.....muy interesante el gardo de nacionalismo y simbolismo de esta gente

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