17 de mayo de 2010

Krasnodar y un viaje en tren

Finalmente comencé la parte espero más interesante de mi viaje. El Cáucaso Norte. La primera parada debía ser Krasnodar, antes llamada Yekaterinodar, "el regalo de Catalina". Su nombre es un reconocimiento a la emperatriz que entregó esta ciudad a los cosacos, que defendían Rusia de las ambiciones otomanas.
Junto a Rostov del Don y Stavropol son las mayores ciudades étnicamente rusas del Cáucaso.
Ubicada a 1.200 kilómetros de Moscú y 34 horas en tren, me embarqué en tercera clase.
Mi viaje comenzó a las 9 de la noche. La gente ocupó sus asientos, rápidamente armó sus camas y se acostó. El provodnik, una mezcla de guarda y mozo, hablaba un poquito de inglés, se llamaba Nicolai, y se encargó de cuidarme todo el viaje.




Por la mañana me puse a ver el paisaje. En un principio es chato y poco interesante, las horas se hacen eternas. Sólo los pasajeros a la hora de la comida interrumpen la calma del viaje.
Cuando llega la hora de la comida todos empiezan a abrir sus bolsos y sacan montones de comida, el vodka, la cerveza y el te fluyen como un río. Los olores de encierro y los que más de cincuenta personas pueden originar en un vagón tras tanto tiempo sin una ducha, se ven confundidos por el aroma de los fiambres, los pepinillos, el pescado. Inunda los sentidos. Eso sumado a las risas, las anecdotas. La gente busca disfrutar su viaje, y lo hace charlando con desconocidos, invitándolos con comida o bebida.
Tuve la suerte de conocer a un grupo de 3 parejas muy agradables de pastores protestantes. Hablaban algo de inglés, así que nos entendimos hablando una mezcla horrorosa de inglés y ruso. Horrorosa porque el spanglish hasta no suena tan mal, mientras que la mezcla entre estos dos idiomas tan diferentes entre sí taladra los oídos.



Existe un momento, pasada la algarabía de la comida en que todo se calma nuevamente. Algunos leen algún libro, otros simplemente miran por la ventana. Yo observo y escribo. Cuando miro por la ventana parece que el tiempo no pasa, está detenido. El paisaje monótono se repite hora tras hora, la llanura desesperante y eterna a veces interrumpida por chatos poblados.



Mientras observo por la ventana recuerdo las bellas palabras de Nicolai Gogol sobre el camino.
¡Santo Dios!, !Que bello eres a veces, lejano camino! ¡En cuántas ocasiones he recurrido a tí, como el que fallece y se ahoga, y en todo momento me sacaste a flote y me salvaste con tu generosidad! ¡Qué cantidad de proyectos maravillosos nacieron en ti, cuántos poéticos sueños y cuántas asombrosas impresiones has hecho nacer...!
En eso me veo interrumpido por el grupo que insisten en que vaya a Rostov del Don... conseguí donde parar.
Por la noche comienza lo más complicado. Los numerosos ronquidos que llegan de todas partes hacen que el vagón parezca una caja de música. Me pongo los auriculares para tapar la orquesta con música mas amena pero pronto me veo traicionado por la tecnología y me quedo sin batería. Lexotanil es lo siguiente que se me viene a la cabeza. Me tomo medio y hasta mañana.
Me despiertan nuevamente la algarabía del desayuno y las largas colas para ir al baño (sólo dos baños por vagón).
No puedo imaginar un viaje a Siberia, 7 días en el tren... menuda experiencia.
En una de las tantas paradas me bajo. Era una pequeña aldea y una pequeña estación de trenes. Una veintena de hombres y mujeres se agolopaban sobre la reja que separaba la estación de la calle. Desde ahí gritaban ofreciendo sus productos, colgados a la vista de todos.
Nicolai, mi santo protector, me advirtió de no comprarles, no muy sano y no muy higiénico me explicó. Aparte en la estación habían 5 kioskos, pocos metros de diferencia entre cada uno y cubrían todo el anden.



Nicolai


Mientras estiraba las piernas, Nicolai me contó que no hace mucho trabajaba en el tren, unos 7 meses, que la paga era mala y el trabajo duro y con largas jornadas de trabajo, pero que al menos era entretenido, le permitía hablar con la gente. Antes de que el tren saliera y al no encontrarme en el andén, se acercó a mi asiento para asegurarse que yo estaba allí, un tipazo Nicolai.
El “método ruso” era una muletilla que usaba Nicolai constantemente para explicar todos los “arreglos” en el tren. Al abrir una puerta se cayó un grozne y este lo arregló con un alambre, que al mismo tiempo servía de sostén a una bolsa de residuos.
Nicolai me llevó al vagón comedor y me invitó con una sopa de fideos y papa y con pan. Por la tarde me trajo un te mientras que otros me trajeron galletitas. No puedo imaginar el trato que me van a dar en el Cáucaso Norte, los pueblos que son conocidos por su hospitalidad y generosidad.
Quienes no fueron hospitalarios fueron unos policías que se subieron por la tarde en el tren.
Yo estaba durmiendo un tanto despatarrado. Eso sumado a que no me había afeitado por un par de días me daban una imagen que alertó a estos dos policías. Me samarrearon delicadamente para despertarme. Estaba profundamente dormido, al despertarme veo a estos dos uniformados, uno hablándome rápidamente, obviamente no entendía nada, mientras que el otro hablaba con mis vecinos, todos arriba mío, todos hablaban muy rápido y a los gritos. Finalmente entendí la palabra pasaporte... no me acordaba en cual de los dos bolsos lo tenía. El acoso policíaco y la intervención de mis vecinos y luego de Nicolai para que me dejaran en paz no ayudaba a mi concentración. Cuando conseguí mostrarles el pasaporte, lo agarraron, miraron la foto y me lo devolvieron, no revisaron ninguno de los papeles que debo llevar conmigo todo el tiempo. Yo estaba encantado con la experiencia aunque trataba de mostrarme consternado, que pareció que era lo que correspondía a la situación. Nicolai y mis vecinos estaban alarmados. Me dieron mas te y galletitas. La tarde terminó muy bien.
Me despedí de mis compañeros de viaje al llegar a Rostov. Yo seguiría mi recorrido por 8 horas más, horas que dormí, así que no pasó nada más.
Llegamos a las 6 de la mañana. Tenía la dirección de una vecina de mi anfitriona. Ella no llegaría hasta las 6 de la tarde. El hermano de un pibe que viajó también en el tren me llevó en su auto. Anya es una encantadora rusa que vive en Argentina desde hace 15 años si mal no recuerdo, está en un impasse y esperando viajar en estos meses a la India y quedarse allí un buen tiempo. Nos pasamos el día charlando y tomando té. Para almorzar consiguió que el día anterior fuera un amiga y le cocinara borsh, que por cierto estaba muy bueno. Después, mas tarde fuimos a caminar al río Kuban, muy cerca de su casa, es un bello río.
Por la tarde me mude a lo de mi anfitriona, que también se llamaba Anya, era la profesora que conocí en la conferencia en Moscu, tal vez se acuerden de ella. Tiene un departamento inmenso a 10 minutos del centro. Ahí vive con la bestia del novio... una bestia realmente.
El viernes por la mañana fuimos a su universidad, ella ya había hablado con el rector y me presentó como un colega argentino. Ese día habían tres defensas doctorales y me permitieron asistir.
El protocolo es bastante diferente al de nuestras defensas. Aquí quien defiende empieza a leer partes de su tesis, luego de eso, el tribunal le hace preguntas referidas a su tesis. Hasta ahí ninguna novedad. Después de eso algunos profesores, los del tribunal y otros profesores invitados hablan del aporte de la tesis, cada uno habla unos 15 minutos. Finalmente quien defiende su tesis responde a esos profesores.
Todo se graba y después se pasa a papel como registro del evento.
Las defensas, al menos en esta universidad, no son públicas, ni familia, ni amigos ni estudiantes. Solo profesores y personal de la universidad
Entre defensa y defensa, que duran poco más de 2 horas descansábamos en otro salón donde estaba lleno de comida, que después me enteré que pagan quienes defienden sus tesis. De todo, fiambres a montón, diferentes tipos de mezcado y hasta huevos con caviar. Gaseosas, jugos, vino y te.
Cuando terminamos con todas las tesis, (empezaron a las 10) a eso de las 6 de la tarde. Bajamos a otro salón, este un poco más importante, y nuevamente a comer, esta vez todo lo que comimos antes más pollo con papas. Todo riquísimo. La diferencia fue el acohol. Vino, shampan, vodka y otros licores... comimos y chupamos y todos se reían y contaban diferentes anécdotas. El rector Pyot Petrovich, era un tipo muy divertido, el lideraba la reunión. Los dos más jovenes, yo y quien defendió último la tesis, eramos los encargados de mantener las copas llenas. Brindis tras brindis. Como norma general los brindis se hacen cada 3 minutos... a mí me parece que no esperaban tanto.
El rector me prohibió hablar inglés, así que tuve que hacer mi primer brindis en ruso.
Anya estuvo muy hábil y me fue presentando con los profesores, una de ellas era de Stavropol, una de las ciudades a las que voy a ir pronto.
Tengo en la cabeza una idea para un proyectito, una encuesta que quiero hacer en las universidades. No sólo me dijeron que no había ningún problema, también que ellos lo harían por mi. Yo solo tengo que armar el proyecto y enviaselos y ellos se los pasaran a sus estudiantes. Mi primer mini proyecto en Rusia, así que estoy bastante emocionado. Esta semana me reuno con dos sociólogos para discutir el proyecto y para que me asistan.
Está todo muy verde, pero ha sido la primera recepción positiva que he tenido en Rusia, academicamente hablando por supuesto.
Por la noche nos reunimos en la casa de Julia, una chica que defendió su tesis ese mismo día. Trabaja con Anna en la universidad, así que se conocían bien. Ahí nos encontramos con su esposo y sus padres y su hermano. Sopa, pan y nuevamente vodka, por suerte los vasos eran más oscuros, lo que me permitió servirme en cada brindis menos vodka y pasar desapercibido. Eramos poquitos pero era toda una fiesta. El padre de Julia era muy gracioso y la madre muy atenta, me llenaron de comida y me trataron como de la familia. Llegué y ya me estaban abrazando y besando. Todo bárbaro, gente muy especial.

Se me ha hecho un poco complicado el acceder a internet en esta ciudad. No hay mc donalls en el centro, lo que es una pena ya que normalmente tienen internet gratuito, no encuentro por ningún lado wifi.
Hoy finalmente encontré un café con wi-fi, pero ya me advirtieron que se me va a hacer cada vez más dificil con cada paso que me adentré en el Caucaso.
Calculo abandonar la ciudad al final de esta semana, y espero conectarme nuevamente uno de estos días viendo ya que encontré donde hacerlo.
Besos

14 comentarios:

  1. Hola Jordan, muy buenas las entradas al blog. No me pierdo una. Hasta cuando pensas quedarte?

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  2. Fran, Anto y Fabri17 de mayo de 2010, 20:56

    hermanito estamos muy contento con tus aventuras y se nota que lo estas disfrutando mucho, cuidate y abrigate te queremos!!!!

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  3. solo veo fotos de gente grande o familias, cuando vas a subir algo mas interesante!!!!!!!!!!!!!!(lindas chicas rusas)

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  4. Hola primito, te confieso que es la primera vez q logro sentarme a leer tu blog, como siempre, estoy a las corridas. Me encanta tu forma de escribir, la vas afilando.
    Te adoro, ahora que me enganché con la novela me tendré que meter más seguido. Besote. Pau.

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  5. jaja.. ay jor vas a volver con el higado a la miseria con tannnnto chupi!! jjajaajaa!! pero me alegra q comience a tomar color tu viaje... :)
    te quiero mucho y abrigate q ta fresco!!! besos a montones y todos amontonados!!!!

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  6. Hola primo!! Muy buenas tus andanzas!! Cómo me gusta leerte! Que linda sorpresa también, encontrar tantos rusos tan agradables y anfitriones! Cuidate mucho mucho! Beso y abrazos!!!

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  7. primo la prox me puedo ir con vos??? jajaja
    besooo!!
    anaa!!
    te leo siempre ehh!!!

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  8. Deja de escabiar! Saludos hermano, pasela bien, traiga fotos y si se encuentra alguna rusa linda traigala también.

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  9. Jor!! no se si vas a poder leer esto hoy, pero si lo haces, espero que recuerdes que hoy es un dia muy especial, quiero que aunque sea pases por una iglesia un segundito... te quiero muchoo soreteee segui escribiendo y contandonos sobre esta hermosa experiencia que estas teniendo besotes!! se te extrañaa

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  10. inevitable devorarse todo tu relato Jordan, cuánto te veré crecer por este telescopio virtual. La mejor energia para vos y gracias por comppartir tu experiencia. Abrazos. César

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  11. Querido!! cuanto me alegro que le sigua llendo bien!!.. Un abrazo grande!!

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  12. mas alla de la espectacular entreada....muy linda experiencia....tengo una pregunta:

    ¿nada de comiquerias?....solo para ver manuales de rol en ruso?

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  13. Ante Todo vos seguí chupando vodka y aprovecha que es de la buena esa que no se congela vio! porque cuando vuelvas y no consigas ni siquiea Absolut te vas a querer tirar de un puente, vos sabes muy bien lo que estas haciendo lo único que te pido es que nunca te agarren con la guardia baja, vos siempre con los puños en alto
    Te mando un Abrazo enorme.
    Tanque

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  14. Caño, el otro recorriendo Rusia y vos preguntando cosas nerd y freakes. Son Sheldon!

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